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Mi experiencia con el #DeporteFEM

En agosto de 2014 empezó, de alguna forma, mi vinculación ‘profesional’ al #DeporteFEM. Pero la relación comenzó mucho antes. Me atrevería a decir que yo era un niño. Tengo el recuerdo de ver en la televisión a Arantxa Sánchez Vicario, Gemma Mengual o Amaya Valdemoro ampliando sus palmareses particulares. Era una señal. El deporte femenino comenzaba a llamar mi atención. Lo corroboré en 2011 cuando se celebró en mi ciudad, Cáceres, el IV Torneo Internacional de Tenis Femenino WTA ‘Extremadura 11’. Me pasé horas viéndolo en directo. Me fascinó una jugadora alta y con mucha potencia física. Esa chica, una tal Garbiñe Muguruza, ganaría Wimbledon seis años después.

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Desde pequeño consumo #DeporteFEM, pero son pocos los años que llevo trabajando a su lado. En abril de 2014, el equipo femenino de baloncesto de Cáceres ascendió a la máxima categoría nacional. Con ese subidón, se originó una ola a la que decidí subirme. Esto posibilitó que me adentrase en el mundo de los medios de comunicación. Pasé por prensa digital, colaboré durante años en programas de televisión y radio y retransmití más de un centenar de partidos. No tardé en darme cuenta de que el deporte practicado por mujeres, en mi caso el #BasketFEM, no tenía el reconocimiento que de verdad merecía. Los que no consumían ese deporte no lo veían como tal. No consideraban deporte, aún muchos siguen sin hacerlo, a la actividad física realizada por mujeres. Era algo que hablabas con jugadoras y lo asumían con total normalidad. Atónito, comencé a trabajar para, dentro de mis posibilidades, darles visibilidad.

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Una vez me paré a observar el #BasketFEM, me percaté de todas las cosas buenas que desprendía. Además del espectáculo en cuanto a competición, era un deporte que enseñaba valores a las jóvenes. Es algo que nunca había conseguido apreciar a través del #DeporteMASC. Las niñas ven a las jugadoras como referentes. Cuando estas visitan colegios para fomentar una vida sana y equilibrada, las más pequeñas fijan su atención en las profesionales. “De mayor quiero ser como tú”, han escuchado en alguna ocasión. Tanto por parte de niñas como de niños. Eso es, también, una de las cosas que más me llamó la atención: cómo el deporte puede ser clave para dejar a un lado las diferencias y lograr una igualdad más que merecida. Cómo a través de la disciplina, el respeto, la responsabilidad y la honestidad se puede hacer mejor a los pilares más jóvenes de una sociedad.

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Pese a las cosas positivas, el baloncesto femenino español también me ha enseñado su lado negativo. Me he dado cuenta que hay clubes que piden atención por parte de medios o sociedad, pero en ningún momento llegan a ser todo lo profesionales que deberían. También he visto cómo las mismas jugadoras que reclaman, con razón, igualdad, no son capaces de parar una injusticia en su propio vestuario. Y más grave aún. He observado cómo desde el propio ente que ‘cuida’ del #BasketFEM en nuestro país se han llevado a cabo acciones que no hacen más que denigrar la modalidad. Ante esto ves como nadie hace nada. Y te da que pensar. Mucho. Pero claro, ¿qué le vas a decir tú a una federación nacional si ni las principales afectadas levantan la voz? Es cierto que el #DeporteFEM necesita apoyo y reconocimiento. Estoy convencido de ello. Como también lo estoy de que le falta autocrítica y profesionalidad. Mucha.

Medios y Audiencias

En septiembre de 2018 tuve la oportunidad de vivir de cerca varios partidos de la Selección Española de baloncesto femenino. Antes de uno de ellos charlé con un colega periodista y le expresé mi malestar por una decisión, a mi parecer injusta, que habían tomado en la cadena autonómica en la que trabaja. En el informativo de televisión casi no le habían dado importancia al hecho de que el conjunto nacional, con un palmarés insólito en Europa y casi en el resto del mundo, visitase la región. Mi colega, fiel defensor del #DeporteFEM, reconoció que no se había hecho porque “no interesaba”. Ese es el problema. A muchos medios no les interesa ofrecer deporte femenino. Sin embargo, la cuestión no es si a los medios de comunicación les interesa o no ofrecer #DeporteFEM. La clave está en por qué. Y la respuesta es simple: “porque no tiene audiencia”. Esta es la realidad.

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Aunque haya valientes que quieran impulsarlo, el público no llega a consumir este deporte. La pregunta se vuelve a repetir: ¿por qué? En este punto me acuerdo que lo que respondió al respecto Lourdes García Campos, periodista de RTVE, en una visita al Campus de Cuenca en 2018. Insistió en que el no consumir deporte femenino era una cuestión de educación. Coincido por completo. Al espectador siempre se le ha educado desde un prisma lejano al del deporte practicado por mujeres. Aún más si tenemos en cuenta el deporte por excelencia, el fútbol, donde la mujer está relegada a un segundo plano, siendo optimista. Incluso a mí, en alguna ocasión, me han llegado a decir que el #BasketFEM no era baloncesto.

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Sociedad

Para que por fin el #DeporteFEM reciba la importancia que merece, parte de la sociedad tiene que cambiar su percepción y forma de entender la práctica deportiva. ¿Con qué cara se queda una campeona de Europa y plata olímpica cuando un señor le dice que lo que ella hace no es deporte? Esto tiene que cambiar. Y en parte lo ha hecho en los últimos años. Los Juegos Olímpicos y los campeonatos mundiales y continentales tienen mucha culpa. Las selecciones nacionales son un gran altavoz para que un determinado deporte reciba la atención de la que carece durante el resto del tiempo. Gracias a esto, la audiencia se va enganchando a las diferentes modalidades deportivas. Si desde las federaciones saben aprovecharlo, parte de esa audiencia se convertirá en aficionados de su competición.

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Además de lograr nuevos seguidores, el impulso al #DeporteFEM también ha conseguido que niñas y mujeres decidan dar el paso y comenzar a practicarlo. Según los últimos datos del Consejo Superior de Deportes (CSD), en 2018 España rozó las 900.000 licencias deportivas en deporte femenino. Una cifra que nunca antes se ha alcanzado. A la cabeza de todas las modalidades, el #BasketFEM, con 138.004 licencias, casi 20.000 más que el año anterior. No obstante, la diferencia con el #BasketMASC sigue siendo importante. En 2018, último año del que hay datos, la diferencia fue de 109.102 licencias.

En estos seis años en los que llevo observándolo, he confirmado que el #DeporteFEM necesita atención. Toda la que, injustamente, no ha tenido durante estos años. Para ello, todos tenemos que aportar. Primero ellas, las deportistas. Deben remar hacia el mismo lado por el bien de todas. Después los clubes y las federaciones. No pueden intentar convencer a la gente si ni ellos mismos creen en lo que quieren vender. Fundamental será el papel de los medios de comunicación, pero aún más importante será el de la sociedad. Tienen que abrir los ojos. Tienen que darse cuenta. Merece la pena.

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