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Por qué es el morado el color del feminismo?

“Hombres necios que acusáis a la mujer sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis”, narraba la poeta Sor Juana Inés de la Cruz en pleno Siglo XVII. Como vemos la historia del feminismo lleva escribiéndose palabra por palabra durante varias generaciones por mujeres muy diferentes entre sí con un objetivo común: luchar para conseguir una igualdad real en derechos. Este objetivo principal ha sido perseguido durante siglos en la historia de la humanidad y por ello, es necesario retroceder en el tiempo para analizar y comprender la representación que tienen algunos i­conos utilizados el día de mayor reivindicación feminista: el 8 de marzo.

 

Al visualizar el día de la mujer, de repente todo nuestro entorno se tiñe de un color por excelencia: el morado. Aunque movimientos como el MeToo en Hollywood vistió la alfombra roja de negro a través de los outfits de todas las actrices y estableció este color como un acto de protesta, el morado sigue siendo el protagonista en la mayoría de los ingredientes que componen la manifestación del 8M: Pancartas, camisetas, pañuelos… todos estos elementos adquieren esta tonalidad en señal de identidad y disconformidad con la situación actual.

 

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Incendio en la fábrica Triagle Shitwaist

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Existen varias versiones de por qué este tono representa la imagen de la lucha de la mujer. La primera se remonta a 1911 en Nueva York. El incendio del 25 de marzo en la fábrica Triangle Shitwaist acabó con la vida de 146 trabajadores, de entre ellos 123 mujeres. Según un artículo publicado por el canal History, las condiciones de trabajo eran inexistentes y la mayoría de las trabajadoras eran jóvenes inmigrantes que no alcanzaban la mayoría de edad. Además, tenían horarios laborales que excedían las 12 horas diarias y las puertas de la fábrica estaban cerradas para garantizar que ninguna trabajadora las incumplían, un acto con terribles consecuencias. Según profundiza La Vanguardia, supuestamente el tinte de las camisetas que fabricaba la empresa eran violetas y, por lo tanto, también el humo del incendio. Siguiendo esta teoría, el color del feminismo estaría honrando a todas aquellas mujeres que murieron por culpa de las condiciones de explotación laboral.

 

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Color de la igualdad

La segunda teoría tiene más que ver con el concepto de feminismo unido a la palabra igualdad. Siguiendo con los parámetros que marca la psicología de color, el morado es una mezcla del color rosa con el azul, colores que han servido tradicionalmente para representar y encasillar a ambos sexos. Por ello, es el color que más se adecua de forma perfecta a la hora de representar la definición de feminismo que recoge la RAE: “principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre”.

 

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Las sufragistas

La última teoría se remonta también a principios del Siglo XX, concretamente a 1908 en Londres, Inglaterra. Junto con el blanco y el verde, el morado fue uno de los tonos que las sufragistas utilizaron para conseguir el voto femenino. Citando las palabras de la activista británica Lady Pethick-Lawrence:

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El violeta, color de los soberanos, simboliza la sangre real que corre por las venas de cada luchadora por el derecho al voto, simboliza su conciencia de la libertad y la dignidad”

Si bien el origen exacto queda en el aire, todas las teorías mencionadas tienen un punto de encuentro: la defensa de la mujer que ha quedado relegada a segundo plano y la denuncia de las situaciones injustas que rodean y encierran la vida femenina. Cualquiera de las historias mencionas es válida por si misma y es necesario contarla para conocer el significado de lo que utilizamos para representar la lucha de la mujer.

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