Clara González Salvador
Brecha salarial: mujer y COVID-19
Las trabajadoras compaginan sus puestos con las obligaciones en el hogar y este último “no se cuenta”.
Hay que tener en cuenta que la mayoría de las trabajadoras compaginan sus puestos con las obligaciones en el hogar. Este trabajo no es valorado en cifras económicas.
Hablemos de economía...
¿Ama de casa es hombre económico?
¿Y la sanidad?
El mundo sanitario también tiene una brecha de género entre hombres y mujeres dejando a estas en un papel secundario. Según la Organización Mundial de la Salud, su papel supone un 70% de los puestos sanitarios. Aún así, existe un techo de cristal porque se limitan a la atención primaria, enfermeras y matronas.
Profesionales sanitarios colegiados en España 2017
Datos obtenidos del INE
El mundo sanitario también tiene una brecha de género entre hombres y mujeres dejando a estas en un papel secundario. Según la Organización Mundial de la Salud, su papel supone un 70% de los puestos sanitarios. Aún así, existe un techo de cristal porque se limitan a la atención primaria, enfermeras y matronas.
El movimiento #MeToo en Estados Unidos ha dejado ver que las mujeres sanitarias eligen esos puestos y especialidades frente a la medicina. Todo ello para evitar un ambiente incómodo y de acoso laboral.
Según la OMS, a pesar de ese 70%, existe una brecha salarial con un 11% de ganancias menos frente a los hombres. Además, el 69% de las organizaciones de salud mundiales están encabezadas por hombres, el 80% de la presidencia en juntas directivas. Es decir, la mujer no puede participar en la toma de decisiones, que muchas veces les afecta en primera persona,
Por otro lado, según ONU Mujeres, las primeras líneas de actuación no contemplaron productos de protección aplicados para el cuerpo femenino. En los momentos de crisis sanitarias se pasa por algo la importancia de los métodos anticonceptivos, la higiene menstrual y la salud materna.
En países asiáticos como China o Corea del Sur la situación de las mujeres sanitarias es delicado. Según los datos de la OMS de 2019, el sureste asiático tiene el 79% del trabajo en enfermería ocupado por mujeres y un 39% de médicas. ¿Qué supone esto? A pesar de que el virus es más agresivo hacia los hombres que a las mujeres, estas tienen más contactos humanos. Por un lado, como hemos dicho, hay más mujeres en los hospitales, pero lo compaginan con las obligaciones personales.
Asegurar la disponibilidad de datos desagregados por sexo, incluidas las tasas diferenciadas de infección, impactos económicos y la carga de cuidado diferenciados, e incidencia de violencias doméstica y sexual.
Incluir la dimensión de género y a especialistas en género en los planes de respuesta y los recursos presupuestarios para generar conocimientos en materia de género en los equipos de respuesta.
Brindar apoyo prioritario a las mujeres en la primera línea de respuesta, por ejemplo, mejorando el acceso a los equipos de protección personal que atiendan las necesidades de las mujeres y proporcionando productos de higiene menstrual para trabajadoras y cuidadoras, y acordando horarios de trabajo más flexibles para aquellas mujeres a cargo de tareas de cuidado;
Garantizar la igualdad para las mujeres en la toma de decisiones en torno a la planificación de la respuesta y los efectos a largo plazo.
Garantizar que los mensajes de salud pública lleguen a las mujeres de manera adecuada, incluidas aquellas personas más marginadas.
Desarrollar estrategias de mitigación que se centren en los efectos económicos del brote en las mujeres y generen resiliencia en ellas.
Proteger los servicios básicos de salud para las mujeres y las niñas, incluidos los servicios de salud sexual y reproductiva.
Priorizar los servicios de prevención y respuesta ante la violencia de género en las comunidades afectadas por el COVID-19.